Como dice Zinker: "estamos viviendo en una era de especialización terapéutica", sin embargo conservamos como sociedad un pensamiento dual en el que hacemos la separación entre el cuerpo y la mente y más aún entre cuerpo y espíritu. Hay tres ramas principales de la visión universal de la persona "divida en fragmentos": monismo, dualismo y paralelismo; en el monismo, la mente es el producto de la química electro-física del cerebro; el dualismo por su parte, inicia desde la primicia que los dominios de la mente y el cuerpo están completamente separados de sí, y cada uno requiere tratamiento propio; por último en el modelo paralelista, los dominios del cuerpo y la mente se ven como si estuvieran separados y no obstante ligados, de modo que uno inevitablemente afecta otro (Kepner).
Es por ello que desde nuestra propuesta grupal incluimos el movimiento como un agente potencializador, el cual posibilita la expresión del cuerpo, ya que nuestro cuerpo nunca miente y como dicen muchas personas "nuestro cuerpo expresa, lo que nuestra mente calla". El movimiento como principio vital, constituye una condición fundamental e imprescindible, tanto para las actividades de la vida cotidiana (en la posición de pie o sentados, en la marcha, respiración, al hablar, al reír, etc.) como en el sentido de lograr un ser humano integrado en las esferas de la percepción, de la afectividad, de la voluntad, del pensamiento y de la conducta social (Gesslein).
No es fortuito que cuando los seres humanos estamos en nuestra etapa más indefensa, nos comunicamos a través de nuestro cuerpo, nuestros incipientes sentidos van cogiendo fuerza poco a poco y son los que nos permiten llegar al mundo exterior para interpretarlo y asimilarlo, cada emoción tiene una conexión corporal; los niños desarrollan pautas corporales a temprana edad, frecuentemente creando en esa etapa los defectos posturales que vemos con mayor claridad en la adolescencia y la adultez (Oklander). Por ello dentro de un proceso de acompañamiento, es necesario involucrar el cuerpo, es más se ha encontrado que los niños diagnosticados como hiperactivos se benefician especialmente con los experimentos de control corporal como el yoga, juegos de movimiento corporal en que puedan percibir el control del cuerpo con el movimiento (Oklander).
Todas nuestras vivencias nos despiertan múltiples sensaciones y emociones definiéndose mejor como sentimientos, dentro de nuestra interacción logramos expresar algunos pero otros quedan guardados no sólo en nuestra mente bajo la modalidad de pensamientos o recuerdos, también quedan contenidos en lo más profundo del nuestro cuerpo, contribuyendo muchas veces al desarrollo de ciertos patrones corporales, haciendo de nuestros movimientos el reflejo de la presión de los acontecimientos externos.
Por ello consideramos importante posibilitar espacios que permitan la reconexión con la lúdica a través del movimiento, no en vano los gimnasios con el paso del tiempo han tenido una mayor acogida, porque sin desconoce que una gran motivación es lograr la aceptación del entorno alcanzando "estándares de belleza", algunos han logrado reconocer los beneficios que ofrece el ejercicio, hay además múltiples formas de conectarnos con el movimiento para potencializar diferentes aspectos en nuestra vida: yoga, bailar, lanzar pelota, tirarse en almohadones, fortalecer actividades manuales, juegos de mímica, en fin... vale la pena reconectarse con el niño interior.
"La razón de que tenga grandes molestias es porque tengo un cuerpo... a quien valoriza al mundo tanto como a su cuerpo puede confiársele el Imperio. A quien ama al mundo tanto como a su cuerpo puede confiársele el Imperio". Tao Te King
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