lunes, 21 de mayo de 2012

¿Contacto?... ¿Cómo así?

Si pensamos en la expresión contacto, inmediatamente lo relacionamos a partir de un individuo hacia un otro o hacia un entorno o hacia un objeto; en el diccionario general se encuentra la siguiente definición: "del latín contactus, el contacto es la acción o efecto de tocarse dos o más cosas o personas. Para que exista el contacto tiene que haber algún tipo de relación, vínculo, enlace o encuentro". Por otra parte revisando desde Psicología contacto conservando lo mencionado en la atenrior definición hace referencia a sensación de... (abriendo paso a un sinumero de experiencias) sensación de: la piel, pasividad, peso, presión, resistencia, rotación, tacto, muscular, negativa, orgánica, entre otros.

Pero para profundizar más en el concepto de contacto, exploremos el término de sensación: experiencia provocada desde fuera del sistema nervioso, como consecuencia de nuestra interacción con el entorno, y percibida a través de nuestros sentidos, generando estímulos que percibiremos desde lo proprioceptivo y exteroceptivo.

Y... algunos se preguntarán y ¿a dónde se quiere llegar con todo esto?, retomando una frase de Robert Bly: "pasamos los primeros 20 años de nuestra vida decidiendo que partes de nosotros mismos debemos meter en un saco y ocupamos el resto tratando de vaciarlo." Algo parecido sucede con el contacto, resulta que el poder de hacer contacto con nuestras experiencias, con el paso del tiempo se va deteriorando generando lo que se nombra desde la Gestalt "figuras inconclusas", dando como resultado la desensibilización, propiciando así la pérdida de consciencia de nuestro sentir, llegando a experimentar el sentimiento de vacío, como si se estuviera anesteciado.

Por ello es fundamental dar prioridad a favorecer un contacto auténtico con los otros y con uno mismo, un ajustamiento creativo del organismo al medio que lo rodea, así como una toma de conciencia de los mecanismos interiores que nos empujan con mucha frecuencia a conductas repetitivas (Serge Ginger). Nuestro crecimiento y formación se da a través del contacto (integración) con el entorno. A través de este contacto buscamos y encontramos aquello que requerimos para nuestra superviviencia y desarrollo, asimilamos las experiencias nuevas que pueden usarse para el crecimiento y el cambio, y rechazamos lo que no puede ser asimilado (Perls). En el curso de este proceso de contacto, crecimiento y desarrollo, algunos aspectos o cualidades de nuestro sí mismo pueden volverse problemáticos en un entorno físico o social particular. Así mismo como los aspectos no asimilables del entorno son rechazados; nuestros aspectos rechazados por el entorno nosotros mismos los alienamos, ocurriendo lo que dice Robert Bly, metemos en un saco esos aspectos nuestros que creemos son malos por no ser comprendidos, y después para lograr nuestra integración tenemos que empezar a sacar de ese saco todo aquello que alienamos, reconocerlo, reconectarlo y resensibilizarnos para poder actualizarnos y hacer un verdadero contacto; porque gran parte de nuestros vacíos internos son originados por nuestra pérdida de contacto.

"Lo importante no es lo que han hecho de mí sino lo que hago yo mismo de lo que han hecho de mí." Serge Ginger.