lunes, 23 de abril de 2012

¿Existe el TDAH y DDA?

El TDAH conocido como el Trastorno de Dédific de Atención e Hiperactividad y el DDA conocido como el Déficit de Atención, su historia frente al reconocimiento de esta situación como trastorno de psiquiatría infantil tiene más de un centenario. Los primeros conceptos incluían nociones neurológicas y morales de la causa, los cuales han evolucionado en el tiempo dando lugar a modelos de trastorno intentando integrar los conocimientos anatómicos del cerebro y del funcionamiento del comportamiento.

Los trastornos del comportamiento continúan siendo uno de los términos más empleados en el campo de la psiquiatría infantil. En todos los manuales de clasificación se incluye una alteración que se caracteriza por la distracción y la hiperactividad. En los servicios de psiquiatría infantil de todos los países desarrollados, estos rasgos de comportamiento son una referencia muy común, aunque entre ellos existen grandes diferencias, tanto en la conceptualización como en el tratamiento de dicho trastorno.

En el contexto clínco teórico actual existen dos posiciones conceptuales respecto a este trastorno, por un lado, la corriente anglosajona, liderada por las propuestas del DSM-IV-R (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mental, versión IV, Revisado) que en un esfuerzo para facilitar la comunicación entre profesionales, opta por la recolección sintomática para diagnosticar el trastorno. Por otro lado, la corriente menos globalizante, más clásica, propuesta por la Escuela Francesa de Psiopatología Psicodinámica que, a través de la clasificación francesa de Trastornos Mentales del Niño y el Adolescente (CFTMEA), propone una perspectiva diferente no nombrándolo como TDAH, sin embargo reconociendo la sintomatología (M. Ibañez).

En fin todo no está dicho aún y quizas dificilmente algún día porque nuestra psique es compleja y se debe tener en cuenta diferentes factores: medio familiar y social, emocional, orgánico y herencia. Todo depende del cristal con que se le mire. Sin embargo se ha llegado a algunos consensos:


  1. La situación de la Hiperactividad es un claro ejemplo de problemática bio-psicosial.

  2. Se necesita un enfoque interdisciplinario.

  3. En cuanto al diagnóstico existe bastante acuerdo sobre los síntomas principales: impulsividad, inatención, hiperactividad, dificultad para responder a la gratificación, dificultad para la regulación emocional y locus de control externo.

Pero... ¿cuál es el origen de esta situación?, ¿cómo se podría explicar y tratar mejor? estamos cada día más inmersos en un mundo agitado, sobre-estimulado, respondiendo a muchas "obligaciones" pero dejando de lado lo más importante nosotros mismos y nuestra familia, desde algunos modelos teóricos de la psicología se ve esta dificultad como un problema del límite de contaco, es decir, una incapacidad para mantener contacto con alguien o algo, además de un YO lastimado que busca defenderse por lo tanto no está intacto para la interacción sana con el ambiente; otros enfoques plantean posibles problemáticas vinculares, otras hablan de apego desorganizado, en fin.

Sin embargo no nos podemos olvidar que en algunos casos la situación es más compleja y sobrepasa a páutas de crianza, modelos parentales, apegos, va más allá al área psíquica y por ello se debe contemplar la parte biológica; desde el punto de vista neurológico y neuropsicológico se postula "una inmadurez de los circuitos reguladores prefrontales junto a un déficit en el desarrollo de la inhibición de la conducta, con cuatro componentes de las funciones ejecutivas limitados: memoria no verbal, memoria verbal, autorregulación y reconstitución" (J. Campistol). Por lo tanto no se debe estar haciendo un diagnóstico a la ligera "este muchachito es imperativo" como se escucha muy comúnmente, ya que adicional a la problemática en sí, se está cayendo en una sobrediagnosticación; no todos los niños "inquietos" son hiperactivos, ni todos los niños "quietos" están bien.

Para poder hablar de algo así, se debe proceder a una evaluación psicológica y neuropsicológica concienzuda, que permita hacer un diagnóstico diferencial y proponer una línea de intervención en la que se incluya trabajo no sólo con el niño sino con la familia, ámbito escolar y se habla de multidisciplinariedad ya que se requiere de la intervención de neurólogos, pedagogos, psicólogos y/o neuropsicólogos.

Muchos trabajos de investigación siguen su rumbo, algunos tratando de dilucidar acerca del entrecruzamiento de lo biológico y lo dinámico. Hasta tanto no haya una mayor integración debemos estar atentos, observando y auto-observándonos.

Por ello retomamos las palabras de uno de nuestros artículos ya publicado: "siendo respetuosos del trabajo de los diferentes profesionales que han acompañado los diferentes casos que llegan, nuestro trabajo se basa en poder rescatar esa voz silenciada del niño ante los diferentes procedimientos por los que ha sido expuesto. Dándole la oportunidad de salvar su individualidad y su reconocimiento dentro de las redes sociales., disminuyendo los niveles de angustia de ser evaluado, cuestionado, y reorganizado en su relación con el mundo".


"Una opción alternativa es escuchar las demandas del alma y darle el amor y la atención que más necesite, inscluso aquello que nos despierte más sospechas." Thomas Moore

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