viernes, 22 de mayo de 2020

Gestión de nuestras Emociones


Existen unas competencias emocionales importantes a tener en cuenta y son las siguientes:

AUTOCONOCIMIENTO: conciencia de sí mismo o conocimiento de las propias emociones.

AUTORREGULACIÓN: control de las propias emociones.
MOTIVACIÓN: uso de nuestras preferencias más profundas para encaminarnos hacia nuestros objetivos.

EMPATÍA: conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones ajenas.

HABILIDADES SOCIALES: capacidad para desenvolverse eficazmente en su medio (compañeros, vecinos, amigos, entre otros)

Dichas competencias nos habitan y podemos fortalecerlas poco a poco a medida que maduramos e interactuamos con nuestro entorno, comprendiendo que a veces las cosas no salen como queremos y además de ello que muchas veces somos nosotros mismos los gestores de lo que nos ocurre.

Muchas veces creemos que al actuar elegimos nosotros, pero no nos damos cuenta que cuando creemos que actuamos, en verdad reaccionamos a lo que nos dicen o piden desde afuera.

Si estás interesad@ en conocer más del tema te invito a ver este vídeo grabado en  vivo en el cual participo hablando sobre la gestión de nuestras emociones y la comunicación asertiva.


“Si sacrificamos nuestros derechos con frecuencia,
estamos enseñando a los demás a aprovecharse
de nosotros”  Olga Castanyer

lunes, 23 de marzo de 2020

CORONAVIRUS ¿UNA OPORTUNIDAD PARA APRENDER?

Estamos viviendo actualmente una pandemia, palabra que hace referencia a enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. Para disminuir sus efectos se hace preciso tratarlo como una emergencia ya que es preciso interrumpir las rutinas cotidianas para decremento de las posibilidades de contagio. Es preciso manejar un estado de serenidad y flexibilidad, permitiéndonos optar por nuevas formas de actuar; es valioso que nos posibilitemos aprender de las nuevas circunstancias ante la problemática que se está viviendo. A continuación miremos el ciclo de un problema:


Es fundamental lograr romper el círculo vicioso; con esto se quiere indicar como a partir de la observación de la experiencia de otros países no ha sido suficiente para que nosotros no repitamos las mismas conductas cometiendo errores similares que se observaron en otras naciones; agotamiento de recursos, actuar bajo los efectos del pánico, algo que se debe evitar a toda costa.

Con estas palabras queremos introducirlos a una nueva visión y es que como dice: Paul Watzlawick “el problema real, lo que hay que cambiar, es la solución ineficazmente intentada”




Es preciso identificar como estamos en los siguientes puntos que se mencionan:


1.    Buscamos forzar lo espontáneo
2.    El miedo nos posee.
3.    Buscar culpables.

Es crucial revisar la postura personal lo que hace referencia a nuestros principios que actúan como muros de contención de las interacciones conflictivas, los cauces que ayudan a que los problemas fluyan una y otra vez siguiendo exactamente el mismo curso que en anteriores ocasiones. En pocas palabras, la postura personal forma parte integrante del problema.

"Cuando uno no quiere, dos no discuten", sentencian sabiamente las madres cuando uno de sus hijos se empeña en mantener una disputa con su hermano acusándole de haber sido él el iniciador de la pelea.

La homeopatía se fundamenta en el principio de que "lo semejante se cura con lo semejante" lo cual quiere decir que el remedio debe ser instaurado a partir de aquello que provoca los mismos síntomas que la enfermedad a la que se quiere combatir.

En este caso la “enfermedad” que necesitamos tratar es el pánico colectivo que se está sumando al virus que actualmente estamos enfrentando; pero… ¿cuál es el origen de esta angustia? Es la falta de esperanza y fe, por lo tanto debemos acudir a alimentar la esperanza y la fe, el componente que nos está faltando.

En  ocasiones,  la  vida  de  alguien  que  atraviesa  una crisis parece  estar  llena de  extrañas  coincidencias  que vinculan  el mundo  de  las  realidades  internas,  como  los sueños y los estados visionarias, con acontecimientos de la vida  cotidiana. Jung  fue  el  primero  en  reconocer  y describir  este  fenómeno,  al  que dio  el  nombre  de "sincronicidad".  Es  importante  saber  que  dichas coincidencias  extraordinarias  y  llenas  de  significado constituyen  fenómenos  reales,  que  no  deberían  ser ignorados  ni  desechados  como  espejismos,  como  suele hacer  la  psiquiatría  contemporánea.  Las  sincronías extraordinarias  acompañan  a  muchas  formas  de emergencias  espirituales,  pero  son  especialmente comunes en las crisis de apertura psíquica (Grof, 1993)

¿A qué suceso sincrónico en nuestra vida nos estará invitando esta experiencia?